Como os comenté en varias
ocasiones, ya voy a contaros mi experiencia en una casa con fantasmas, en la
que viví unos seis años. No me gusta mucho explicar detalles que no tienen que ver
con los temas de los que suelo contaros mis vivencias, pero en este caso sí que
he de explicar cosas relacionadas con mi vida para que podáis entender cómo
sucedieron los hechos. Ya os habréis dado cuenta que me sucede un poco de todo
y en esta ocasión no iba a ser menos. Siempre he tenido la intuición de que me
quedaría embarazada a los 25 años, así que cuando mi novio me dijo que quería
casarse pensé que estaría bien disfrutar un poco del matrimonio antes de tener
familia. Por entonces no trabajaba, no me renovaron el contrato a causa del
accidente que tuve (recordáis que os lo conté, el de la premonición) y
decidimos que nos iríamos a vivir cerca de donde él trabajaba, a unos 40
kilómetros de mi familia, en un pueblo. Nos alquilaron un primer piso en una
finca. Estuvimos pintando, haciendo un poco de reforma…En realidad es que en ningún momento mientras
lo arreglábamos noté que hubiera nada y la verdad es que estaba pasando una
temporada muy tranquila en cuestión de “visitas y otras cosas”. Hacía apenas
unos meses que había cumplido los 22 y nos casamos; a la mañana siguiente nos
fuimos de viaje. Cuando regresamos empezó todo.
La primera mañana que desperté mi
marido me dio un beso en la mejilla y se marchó a desayunar porque tenía que
irse a trabajar. Yo me quedé acostada mirando mi nuevo dormitorio e imaginando
como sería mi vida ahora. Entonces escuché
los pasos de mi marido que venía hacia el cuarto y quise gastarle una
pequeña broma, me tumbé de espaldas a la puerta y me hice la dormida para que
cuando me besara para despedirse asustarle. Pero la que se asustó fui yo. Oí
las pisadas hasta la cama, noté como se movía y bajaba con su peso el colchón y
después me dijo al oído “cariño ya estoy aquí y nunca más nos volveremos a
separar”. La sangre se me heló porque no era la voz de mi marido, me giré
rápidamente y aun logré ver como el hueco que había sobre la cama, como si
hubiera alguien, volvía a su tamaño y forma normal. La presencia de ese hombre se marchó por la
puerta y me levanté para seguirle pero desapareció, corrí hacia la cocina y mi
marido no estaba, al asomarme por el comedor a la calle, lo vi entrar al coche
para marcharse. Desde luego sola en casa no estaba y aunque en un principio
quise quitarle importancia, no podía imaginar por las situaciones que tendría
que pasar y como acabaría todo.
(Esta ha sido la única vez que he entendido perfectamente todo lo que me decia un espiritu o fantasma)
(Esta ha sido la única vez que he entendido perfectamente todo lo que me decia un espiritu o fantasma)
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